domingo, 2 de noviembre de 2008


Trasfondo Nacional


Los gobiernos neo-socialistas de la Concertación de Partidos por la Democracia enfrentaron un problema de proporciones. Para impulsar el ascenso del país a las economías emergentes, y enfocarlo hacia el desarrollo, era necesario insertarlo en el contexto internacional y, en última instancia, obtener la aprobación de las naciones más “poderosas” y “tradicionales”.
En otras palabras, Chile se vendió al mejor postor, como un cordero entregado a las sedientas y ansiosas garras de la Camarilla.
El Sabbat, demasiado ocupado en ocultar a los jerarcas de la dictadura saliente y maquillar sus acciones, no pudo frenar el ataque comercial que se imponía desde todos los flancos.

El clan Ventrue se hizo del control de los principales recursos económicos e industrias bajo el control del estado, como parte de las estrategias de modernización del estado propugnadas por el gobierno de la Concertación. A pesar de que los Lasombra aún conservan el poder dentro de Codelco, la empresa estatal encargada del cobre, principal exportación nacional, los brokers de la bolsa, controlados por los Ventrue, han procurado desestabilizar la empresa, fomentando la especulación.
El antiguo poder latifundista del Clan Lasombra está derrumbado. Otro problema para el Arzobispado es el Sur. Los comuneros mapuches, con el respaldo mancomunado de Lupinos, la Camarilla y los Autarcas Gangrel, han comenzado una guerrilla feroz contra los latifundistas y las industrias españolas que controlan las centrales hidroeléctricas. El ejército, latente e inactivo desde los días de la Dictadura ha sido llamado a acuartelamiento en la región y se habla ya de intervención militar, centros de tortura y detención y de una segunda guerra de Arauco en ciernes, esta vez con el amparo de un gobierno democrático.

El control de Chile por parte del Sabbat es una constante causa de frustración para la Camarilla: a pesar de sus numerosos intentos por arrebatárselo a la secta rival, Chile se mantiene firme. En lugar de recurrir a enjambres de neonatos y una flagrante falta de respeto por la Mascarada de la Camarilla, los Lasombra del Sabbat adquirieron la mayor parte de la industria minera, que supone la base de los recursos naturales de Chile, y ayudaron al ganado a derrocar el gobierno marxista del país.

Sin embargo, el Sabbat fue incapaz de controlar a la población indígena del sur, y no se ha descubierto la forma de impedir a los ecoterroristas Lupinos que ataquen sus complejos industriales.
Por otra parte, todavía operan en la región traficantes de droga apoyados por los Setitas, aunque no son una amenaza tan grave como en Colombia o Centroamérica.

Aún así el Principado de Santiago es una materia de discusión entre los Vástagos. Por supuesto, el Sabbat aún mantiene cierto control sobre la ciudad, esto decayó cuando a causa de las relajas regulaciones del Sabbat, la zona adquirió una gran reputación de violencia. De hecho, las mismas manadas Sabbat que ayudaron a establecer el poder de la secta en la región comenzaron a amenazar la estabilidad de Santiago.
Mientras tanto los camarilla aguardaban en la oscuridad por la explosión de la organización Sabbat.

Fue entonces cuando la Camarilla proclamó la Toma de Poder el año 1996, en una fiesta en el Palacio Cousiño, en la que la secta estableció la Primogenitura y se declaró abierta la posibilidad de elegir a un Príncipe para ejercer poder y justicia en la ciudad y hacer valer las Tradiciones.

Pero la alianza entre el Sabbat y los Setitas ha atacado la base principal del poder tanto para los Vástagos como para el Ganado: la seguridad. La sensación de inseguridad ciudadana en el Yermo e incluso en el Barrio Alto de Santiago es cada vez más alta. El narcotráfico está armado, y su poder de fuego es cada vez más alto. Pandillas del crimen organizado vienen sin explicación alguna (para el Ganado) a instalarse en las comunas de la Periferia. Hay sectores donde la policía, sencillamente, no puede ingresar.

Para afines del año 2006 el gran orden y estabilidad que había impuesto la camarilla se rompió, los porque y como de este suceso aún son desconocidos, aunque se sabe que se encargó de hacer desaparecer al Príncipe, a sus más cercanos y todo rastro de su existencia. Fue entonces donde rápidamente se proclamó un nuevo Príncipe a fines del 2007, pero en cargo de sustituto ya que no había suficiente poder para proclamar denuevo una “Toma de Poder” en la ciudad.
Luego de una corta gobernación por tal “Príncipe”, se dio a conocer que era realmente un infiltrado del Sabbat, quien recopiló información de cada vástago que quedaba y que apoyara a la camarilla, para luego desaparecer y dejar a su suerte a estos cada vez más desesperanzados vástagos.
Por ahora no hay bando que se declare vencedor, ni que controle directamente la ciudad, solo cada vástago hace lo posible por sobrevivir.
La creciente presencia del Sabbat hace prever que su hora no está muy lejos, mientras desesperadamente Ventrues y quien los apoye tratan de darle un giro a esto.

El aspecto general de Santiago en el Mundo de Tinieblas es el de una ciudad marginada, pequeña, que confluye hacia el centro, como una fortaleza amurallada que resiste los embates del Yermo que la rodea, lanzada al sacrificio para proteger al Barrio Alto y a sus habitantes.

El centro de Santiago es un espacio, entonces, donde confluyen con amargura lo Gótico y lo Punk. La férrea mano de los Lasombra mantuvo por años restringida la vida nocturna de la ciudad, muy distante a la flexibilidad propia de una ciudad más grande como Buenos Aires. Tras el fin de la dictadura, esta situación se ha revertido con grosería. El incremento del poder adquisitivo en la clase media ha llevado a los jóvenes a pasar de un ambiente social casi puritano a un desenfreno que, en ocasiones, resulta pernicioso. El alcohol, el sexo inseguro y el consumo de drogas se han transformado en verdaderos problemas para el Ganado, que ve como las nuevas generaciones buscan desgarrar la realidad limitante que los rodea, sin control ni prudencia.
La vida nocturna de la ciudad lleva ese estigma. Esto resulta en sumo ventajoso para los Vástagos: si los niños beben hasta quedar inconscientes, y se pierden por el parque por la noche, sin avisar donde están, resultan presas muy fáciles para las Sanguijuelas y Barriobajeros. Sus víctimas difícilmente recuerdan lo ocurrido la noche anterior, y apenas anochece, vuelven al carrete.
La población de Cainitas en la ciudad –vale decir, excluyendo el Yermo, donde ninguna regla demográfica parece aplicable- es de aproximadamente ciento cincuenta a ciento ochenta vampiros. De esta cantidad, menos del treinta por ciento (cincuenta) pertenece a la Camarilla. Un cuarenta por ciento aproximado (sesenta) pertenece al Sabbat, al menos en forma nominal. El movimiento Anarquista, que ha ido en potente alza desde el siglo XIX, alcanza el treinta por ciento restante (cincuenta).
La ex organizada Camarilla se ha impuso la misión de reducir bruscamente las cifras de predadores, pero esta labor resulto muy compleja si se considera el poder numérico de las otras facciones. Para ello, se ha vio forzada a dar la orden de apoyar indirectamente a los cazadores y la Inquisición en su labor de búsqueda y destrucción. Pero en las noches de Santiago, muchas veces los vampiros de distintas facciones forjan raras alianzas y protegen sus feudos personales sin importar las determinaciones de la Primogenitura.

A diferencia de Laertes, Príncipe Toreador de Valparaíso, quien mantiene una política de laissez-faire respecto al manejo de su ciudad y protege abiertamente a los artistas, magos y hadas que habitan su ciudad, mediante edictos y el ejercicio de las Tradiciones, Santiago no tiene políticas claras sobre las otras criaturas que rondan la noche. Se sabe de manadas Garou que pueblan el Yermo, y en específico, dos grupos de Lupinos han construido refugios en el Cerro San Cristóbal y en el Pucará de Chena, con el respaldo del Primogénito Gangrel. Por otra parte, la Tecnocracia actúa abiertamente en la ciudad, desde hace largo tiempo, y se ha indicado con fuerza a los neonatos que no intervengan en sus asuntos. Curiosamente, tanto los Ventrue como los Lasombra han prestado apoyo a la facción de tecnomantes, con quienes comparten deudas de poder.

La alcaldía de Santiago es un puesto político de gran importancia y complejidad.
Durante la dictadura, los alcaldes eran designados con el dedo por la Junta Militar. Tras el retorno a la democracia, el alcalde Jaime Ravinet, de la Democracia Cristiana, fue el artífice de notorios cambios en la geografía urbana de la ciudad. Un conflicto con los Nosferatu –la expulsión de los comerciantes ambulantes del Centro, protectorado tradicional del Clan-le costó el puesto. Luego, Joaquín Lavín optó por tomar la alcaldía como una plataforma para su candidatura presidencial. (Una de sus primeras medidas fue construir “estacionamientos subterráneos” para mejorar la fachada de la ciudad, y sin saber se ponía de parte de los Nosferatu que pudieron edificar nuevos túneles bajo la ciudad).
El alcalde actual, Raúl Alcaíno, asumió el puesto con una gran cantidad de deudas que se arrastraban desde las gestiones anteriores. Fondos destinados a emergencias y situaciones imprevistas. Alcaíno no tiene idea de la existencia de los Vástagos, como sus predecesores. Sin embargo, la investigación sobre el destino de los fondos desaparecidos ha arrojado pistas oscuras sobre los movimientos edilicios de los últimos años.

(Por HunterZ3ro)
Nota: Cualquier duda, petición, reclamo o cuchicheo a hunterz3ro@gmail.com

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